¿Sin darnos cuenta, fomentamos los estereotipos de género en los eventos?
Bienvenidas y bienvenidos a este artículo escrito por una alumna de la Escuela Imagina Tu Boda. Me llamo Carla Roqueta, tengo 23 años y actualmente me estoy formando para convertirme en Wedding Planner, un sueño por el que siento pasión y ganas de innovar. Gracias a Cristina y su equipo, me encuentro aprendiendo cada día más sobre esta profesión tan bonita, me han ayudado a crear mi perfil profesional en Instagram (@meiweddings) y me proporcionan unas Masterclass brutales con los mejores proveedores del sector. Y, ahora mismo, os estaréis preguntando: ¿Quién es esta chica y por qué me está contando todo esto? Bien, el equipo de Imagina Tu Boda encomendó a sus alumnas la realización de un trabajo escrito, en relación con las empresas de organización de fiestas, más bien conocidas como Party Planners. Dentro del mismo, hice una pequeña reflexión extra al final y el equipo de Imagina me expresó su satisfacción por mis palabras y me brindó la oportunidad de compartirlas con vosotros. Y ahí es donde mi intervención cobra sentido.
Después de investigar y recopilar información, pude ver que la mayoría de empresas analizadas, seguía un patrón muy determinado: el repetido y ofensivo uso de estereotipos o roles de género en la creación de sus “parties”. Sé que puede sonar un comentario extraño viniendo de una estudiante de organización de bodas, pero el caso es que yo cursé la carrera de Educación Infantil y mi trabajo de final de grado, casualmente, reflexionaba sobre el feminismo y lo perjudicial que es seguir manteniendo los roles de género que se crearon hacia los niños y, posteriormente, los adultos. Con esto me refiero a que si la fiesta es para una niña, el color principal suele ser el rosa o los tonos pastel, y si es un niño se opta por los azules. ¿Niña? Fiesta temática con princesas Disney, Pijama Party, purpurina… ¿Niño? Coches, Spider-Man, tonalidades rojas y azules, fútbol, juegos de pistolas…
Antes que nada, me gustaría que reflexionarais conmigo a través del siguiente fragmento de Chimamanda Ngozi Adichie, novelista y gran icono feminista: “Alguna vez te he contado que fui a un centro comercial estadounidense con una niña nigeriana de siete años y su madre? La niña vio un helicóptero de juguete, uno de esos trastos que se dirigen por control remoto, y le fascinó y pidió uno. No – le dijo la madre -, ya tienes tus muñecas. A lo que la niña respondió: Mamá, ¿solo voy a jugar con muñecas? No se me ha olvidado. Su madre tenía buenas intenciones, claro. Conocía de sobra las ideas sobre los roles de género: que las niñas juegan con muñecas y los niños con helicópteros. Ahora me pregunto, con tristeza, si la niña se habría convertido en una ingeniera revolucionaria de habérsele concedido la oportunidad de explorar aquel helicóptero” (Adichie, 2017).
Y ahora os pregunto a vosotros, ¿sabéis que en la sociedad existen estereotipos de género?, ¿puede ser que a veces nos cueste aceptar que un niño de sexo masculino se quiera pintar las uñas?, ¿nos podemos cuestionar el trato de princesas que damos a las niñas, con delicadeza y protección, y que a los niños se los deje subir a los árboles libremente y ensuciarse? Y si nos fijamos en el lenguaje, ¿por qué tendemos a hablar solo en masculino pensándonos que así incluimos a todos, aunque realmente no sea así?
Las desigualdades de género existen y eliminarlas resulta una lucha constante en nuestra sociedad. En 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas publicó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Más de 20 años después, 1 de cada 3 sigue sufriendo violencia física o sexual, principalmente a manos de su pareja o compañero sentimental. En el plano laboral los hechos no cambian mucho: las mujeres ganan entre un 10% y un 30% menos por realizar las mismas tareas que los hombres. En la política son los hombres quienes acceden a los cargos de más responsabilidad. De hecho, las mujeres solo representan un 22% de las parlamentarias en el mundo.
Una vez presentados estos datos que evidencian que nuestra sociedad es sexista, es normal que nos preguntemos: ¿y todo esto, ¿cómo se puede solucionar? ¿Mi respuesta? A través de la educación. Resulta clave educar a las niñas y niños en la equidad, desde bien pequeños. Alejarlos de los roles y estereotipos tan tóxicos que nos rodean día a día. Enseñarles que todas las personas tenemos que tener la misma igualdad de oportunidades, con el fin de que cada uno pueda desarrollar sus potencialidades. A la vez, promoviendo un uso no sexista del lenguaje, ya que a partir de este se construye la sociedad.
¿Os imagináis una fiesta infantil para una niña de temática pirata o de Spider-Man? ¿O un niño que desea tener un rincón para pintarse las uñas con sus amigos y disfrazarse de princesas Disney? Como comunidad de organizadoras de eventos tenemos que hacer un esfuerzo para abrir la mente a nuevas posibilidades. Salir del molde con el que la sociedad ha influenciado nuestras ideas y valores, y mirar hacia un futuro libre de prejuicios, sexismo y fiestas diferenciadas por el género de las/los niños.
Al fin y al cabo, los clientes en las fiestas infantiles suelen ser las madres y padres. Son ellos quienes eligen qué les va a gustar más a sus hijas o hijos y como Party Planners, o organizadoras de otros eventos, tenemos que escucharlos y cumplir sus deseos. Pero eso no quita que tengamos el deber de aconsejarles y proponerles nuevas ideas que ni siquiera se hayan planteado. Ahí es donde entra nuestro pensamiento crítico y, ojalá, más profesionales apostasen por una fiesta de chicas con globos azules o una de chicos con un rincón de peluquería.
Para concluir con este artículo me gustaría agradecer a Ariadna Galí (@secretauri), autora de la ilustración que acompaña mis palabras, su paciencia y dedicación con el fin de crear una imagen tan cuidada que transmitiera de manera inocente la visión de una niña o niño cuando se enfrenta a unos estereotipos tan instaurados en nuestra sociedad. ¿Decidimos optar por la conformidad y seguir promoviendo que el rosa es de niñas o, en cambio, luchamos por conseguir una diversidad de opciones y, así, huir de la normatividad? Solo tú tienes la respuesta.